¡Un hasta luego a Otilio González…!

Por: Dr. Frank Espino

misalcedo.com._ “La pérdida de los grandes  maestros las considero como las muertes de los poetas, que nunca mueren, solo están de viaje” Cuando tomamos conciencia de saber lo que otros han hecho por nosotros, es cuando la madurez está llegando o ha llegado a nuestras vidas. A medida que nos superamos, y vemos que el tiempo ha pasado, entonces y solo entonces es que sabemos que el valor que han tenido nuestros profesores. 

Tuve la oportunidad de tenerle como maestro y guía  en mis prácticas de la ginecología y obstetricia, en la PUCMM, entre los años 1977-78.

En el 1981, se presentó la huelga médica más recordada, ya que era la primera vez, que había abandono total de los hospitales, y le tocó en esa oportunidad  ser Presidente Regional de la entonces Asociación Médica Dominica. Para ese entonces terminábamos nuestro internado rotario universitario, coincidiendo precisamente en la maternidad. Nunca se me olvida la tristeza que sintió el Doctor  González  al darnos la noticia, ya que el abandono de las pacientes las ponía en peligro. 

La mayoría de los especialistas tuvieron que abandonar  los hospitales a instancia de la AMD. Quedamos los internos dentro, por mandato de la universidad a cargo del cuidado a media de los pacientes. 

Tengo que admitir, que tratar al doctor Otilo, era tener la suma de la caballerosidad, de entrega y disciplina hacia sus pacientes y hacia sus colegas. Nunca lo vimos cometer  un exabrupto, todo lo contrario, era de hablar quedo, de caminar sereno y actuación con mucha precisión.

Desde que llegó especializado de México en los años setenta se integra a trabajar arduamente en el Cabral y Báez, tanto en “el viejo” como en el nuevo. Junto a desatacados especialistas se decide crear la especialidad de ginecología y obstetricia, que para ese entonces era un sueño, y en el año de 1980, queda funcionando dicha especialidad, siendo el primer Coordinador. 

Estuvo ligado por muchos años a la docencia universitaria y hospitalaria, también al Asociación Médica, así como a la Sociedad Dominicana de Obstetricia y Ginecología Filial Norte, donde fue parte de los fundadores iniciales. 

Ha partido al más allá, pero su recuerdo es perenne para todos y cada uno de los que tuvimos la oportunidad de tratarlo, como alumno tanto en las aulas universitarias como hospitalarias, como colega amigo.

A los mortales nos espera el camposanto, pero a usted distinguido profesor ya en el, lo espera la Gloria, por su trabajo, entrega y enseñanza, vaya e paz, y hasta luego! Los grandes maestros como los poetas,  nunca mueren, solo están de viaje.

El autor es médico, escritor y profesor universitario.